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Ya sea mediante una fina red de seda, cañas de pescar del mismo material o atacando de improviso, la araña es una de las depredadoras supremas del mundo de los invertebrados.

Texto: Jorge Soruco Ruiz • Fotos: Miguel Carrasco



Lo primero que se siente es un aguijonazo, más doloroso que la picadura de una abeja. Si la víctima tiene suerte, descubrirá que la culpable es una pequeña araña negra con marcas coloridas en su abultado abdomen. Los síntomas son fallas en la coordinación motora, dolor de cabeza, náuseas y dificultad al respirar. Si no se aplica el antídoto de inmediato, el latrodectismo, la intoxicación ocasionada por el veneno de las arañas del género Latrodectus, más conocidas como viudas negras, puede causar la muerte.



La viuda negra es, junto con la tarántula, una de las arañas más famosas del mundo. Ambos nombres se utilizan para definir a un gran número de especies que comparten ciertas características, aunque originalmente se refirieran a un solo tipo de animal.



“La viuda negra que se encuentra en el trópico boliviano no es la que tiene una mancha triangular en el abdomen. Sin embargo, sus también letales parientes viven en el país”, explica Miguel Limachi, biólogo de la Colección Boliviana de Fauna.



Del mismo modo, diferentes variedades de tarántulas, cada una más grande que la otra, se pueden encontrar en el sur boliviano.



Animales todo terreno



“Los arácnidos, al igual que los insectos, existen en todos los pisos ecológicos, exceptuando la Antártida”, agrega Limachi mientras examina el cuerpo de una apasanca encontrada en las inmediaciones de la ciudad de La Paz.



Las apasancas son todas aquellas arañas del área andina de Bolivia que superan el centímetro y medio de tamaño. Éstas se encuentran en todo el país. “No porque haga más frío y veamos menos insectos en el altiplano, las arañas dejarán de encontrar comida adecuada”, comenta Limachi, mientras enseña diversos especímenes entre las plantas que cubren el campus universitario de la UMSA en Cota Cota.



A diferencia de los insectos, los arácnidos —desde escorpiones hasta garrapatas— son exclusivamente carnívoros predadores.



El libro Cómo conocer a las arañas, texto base para el estudio de estos invertebrados, indica que, de acuerdo al tamaño, casi cualquier animal no mayor a un ave pequeña o un ratón, puede convertirse en una presa para estas voraces cazadoras.



Los especímenes más grandes son capaces de consumir peces diminutos, reptiles y mamíferos pequeños sin problema. En Bolivia, concretamente en el sur del país, los habitantes bautizaron a los arácnidos más grandes con el nombre de “arañas pollito”, tanto por su tamaño, llegando a los 19 centímetros con las patas extendidas, como por su costumbre de devorar... pollitos.



Incluso otras arañas pueden terminar de cena si es que se cruzan con una depredadora más grande o agresiva. Esta tendencia al canibalismo hace que los casos de convivencia entre arácnidos sean muy pocos.



Diferentes tipos de armas



La leyenda griega cuenta que la bella Aracne era una mujer muy hábil en tejer, tanto así que retó a los dioses. Éstos, molestos, la transformaron en una criatura pequeña y repulsiva, condenada a tejer para sobrevivir. Hoy, el delicado y resistente entramado de seda es el gran distintivo de las arañas.



La seda de las arañas se produce en órganos especializados que se encuentran en el abdomen del animal llamados hiladeras. La sustancia que producen se deshidrata en contacto con el aire, generando un hilo altamente resistente.



El uso más conocido de este material es la construcción de redes de diversas formas y tamaños que permiten a la tejedora el capturar sus presas y el movimiento del individuo mediante delgadas hebras. Es más, el vocablo spider, que en inglés significa araña, etimológicamente se refiere a la acción de tejer en espiral que utilizan estos invertebrados en su red.



Las telarañas están conformadas por distintos tipos de hilos. Algunos sirven de tránsito para la araña, mientras que otros son altamente pegajosos, diseñados para atrapar a la presa de turno.



Sin embargo, la red no es el único uso de la seda. Los machos entretejen esferas que recubren el esperma para transportar su simiente antes del apareamiento.



Las arañas más grandes, como la pollito y las tarántulas, tienen las hiladeras atrofiadas y no tejen ni la más pequeña red. Solamente utilizan los hilos para la reproducción y la protección de huevos.



Para atrapar su presa, este tipo de arácnidos espera a los incautos escondidos en un resquicio. En cuanto uno pasa, la araña salta de improviso y paraliza a la víctima con su veneno, su arma principal.



Un arma de terror



El veneno es una característica común de todas las arañas. Con la excepción de la familia Uloboridae, el resto de los miembros de la clase Areneae utilizan toxinas de diversos tipos para paralizar y matar a sus víctimas. Esta característica es la responsable de la mala prensa de estas especies.



Pero, el miedo es muchas veces infundado. “Son pocas las especies cuyos colmillos, en realidad patas modificadas, pueden penetrar la epidermis humana. Además, las que pueden lograr esto, como las tarántulas, no son tan peligrosas. Muchas, incluso, evitan acercarse a nosotros”, explica Miguel.



Ellas prefieren los rincones ocultos, seguras del peligro que representan los humanos, esperando a una nueva y sabrosa presa.



Estudio



Quienes analizan a las arañas se enfrentan a un grave problema: cómo conservar los especímenes. De por sí, los arácnidos evitan al ser humano: como es muy grande, no es una presa; por lo tanto, es un depredador. Capturar especímenes vivos es un trabajo morosos y complicado. El investigador debe pasar mucho tiempo al acecho de los animales y preparar trampas altamente especializadas para su captura.



Miguel Limachi, de la Colección Boliviana de Fauna, explica que el exoesqueleto de las arañas es sumamente frágil, por lo que conservarlo en seco no es lo más conveniente. Por ello, la mayoría de las muestras arácnidas reposan en recipientes llenos de alcohol. Si el científico necesita estudiar el espécimen, debe sacarlo del recipiente con cuidado. Una vez revisado, regresa a su tumba líquida.

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